· El libro más robado de las librerías de todo
el mundo, con permiso de Terry Pratchett (del que dicen que es
el que más se roba en Inglaterra), es la Biblia. Los
infractores todavía no deben haber tenido la oportunidad de leer el séptimo
mandamiento: “No robarás”.
· El libro más traducido del mundo también es
la Biblia, pero le sigue muy de cerca El ingenioso hildalgo don Quijote de
la Mancha, que incluso posee una traducción en spanglish
por parte del filólogo mexicano Ilan Savans.
· Cada año, unos 2 millones de turistas viajan
a Verona para llenar un balcón de graffitis, hasta el punto de que las
autoridades del Teatro Stabile, al cual pertenece el balcón, han llevado a cabo
la idea de las “losas del amor”: por unos 100 euros, los amanes pueden grabar a
láser sus nombres, para siempre. Existen a disposición del visitante
nada menos que 60.000 losas. Y es que en Verona, durante el siglo XIV, existieron dos familias enfrentadas llamadas Montecchi y
Capello, lo que recuerda a la obra Romeo y Julieta de William
Shakespeare. Aunque nadie ha podido probar que tal balcón pertenezca
realmente a las familias que inventó Shakespeare.
· Robinson Crusoe existió de verdad,
e incluso podemos visitar la isla en la que fue un náufrago durante más de
cuatro años. Al regresar a la civilización, murió rodeado de gatos en una cueva
que se había construido en la parte de atrás de su casa, pues nunca se pudo
quitar de la cabeza su experiencia vital en la isla. Podéis leer la historia en
El
verdadero Robinson Crusoe, y la isla más
· El final de Moby Dick, la obra
maestra de Herman Melville, no fue exactamente como creyeron
muchos de los lectores durante años, pues la última página el manuscrito
original quedó tan perjudicada durante una travesía por el océano Atlántico que
nunca llegó a la imprenta, tal y como explica Ana
Andreu Baquero en su libro Lo que Robinson Crusoe le contó a
Lolita:
Este hecho provocó que la obra
fuera vapuleada por los críticos, que definieron el final como “precipitado,
oscuro y sin fundamento”. De hecho tuvieron que pasar varios años hasta que los
lectores británicos descubrieran que Ismael había sobrevivido al terrible
ataque de la ballena blanca”.
Además, la edición británica no se
llamó Moby Dick sino La ballena, porque los editores
lo consideran un título más comercial (seguramente sus descendientes
fueron los responsables de títulos cinematográficos españoles como Soñando,
soñando… triunfé patinando, cuyo título original era Ice Princess.
· Si os gusta Sherlock Holmes,
no debéis perderos un buen recorrido literario por Londres
para visitar el despacho ficticio que se ha abierto en el 221b de Baker Street
(un buen porcentaje de británicos considera que Holmes existió de verdad).
Tampoco podéis perderos el 7 de Saville Row, donde Phileas Fogg
vivió cuando apostó dar la vuelta al mundo en ochenta días en el Reform Club de
Pall Mall. Podéis leer muchos más lugares literarios de Londres en Visitando
los lugares más cinematográficos y literarios de Londres.
· El 30 de noviembre de 1835 fue el día de
nacimiento de Twain, dos semanas después del perihelio del cometa
Halley. En su Autobiografía, escribió:
Llegué con el cometa Halley en
1835. Vuelve otra vez el año que viene [1910], y espero irme con él. No hay
duda de que el Todopoderoso ha dicho “He aquí a estos dos excéntricos
inexplicables, llegaron juntos, deben irse juntos.
Twain murió al día
siguiente del perihelio del cometa que tuvo lugar el 20 de abril de
1910.
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