Relato

Llegaba puntual como cada tarde, pero hoy venía acompañado por mamá. En principio a María no le sorprendió cuando llamaron al portero automático, porque otras veces también había venido acompañado de otros familiares, pero cuando el ascensor se paró en su rellano y madre e hijo salieron de él, se sorprendió.
-Quería subir para hablar contigo, le dijo la madre
-Pasa, pasa - contestó María
-Mira sólo quería comentarte que el chico ha traído las notas y no ha mejorado respecto a la evaluación anterior.
Hacia unos tres  meses que el chico venía para tomar clases de Inglés dos veces por semana. Al principio media hora, luego habían subido a 45 minutos. Y no iba nada mal. Por eso el comentario de la madre la desconcertó.
Tras los primeros comentarios y por no perder tiempo quedaron en que repasarían el examen y hablarían después.
Ese día aprovecharon parte de la clase para  repasar el examen con el chiquillo. Enseguida supo lo que había pasado y se tranquilizó. Cuando de nuevo vino la madre a buscar a su hijo María la hizo pasar y se lo explicó. El chico sabía perfectamente las respuestas del examen que había dejado en blanco, simplemente en una pregunta no había sabido interpretar qué le estaban preguntando (con lo cual había perdido mucho tiempo) y la última cuestión sencillamente no había tenido tiempo de contestarla (era bastante lento al escribir). El resto de errores cometidos consistían en que  a veces no se fijaba demasiado y cambiaba el orden de algunas letras . Eso era todo. Entonces respiró más tranquila.
-No te preocupes, - comentaba María a la madre un rato más tarde.- Ya sabemos su fallo e intentaremos remediarlo, pero puedes quedarte tranquila respecto a las clases. Sabía perfectamente que el chiquillo y ella habían estudiado y repasado lo que  correspondía para el examen. Simplemente la falta de tiempo y la picardía de escribir más rápido le habían privado de demostrar sus progresos ante la profesora y ante sus padres.
María se quedó al final muy tranquila. Su parte estaba ampliamente cumplida.