VUELOS

Siempre le había gustado viajar, explorar nuevos horizontes, nuevas tierras, nuevas gentes. Pero después del accidente que años atrás había tenido, este placer inicial casi se había vuelto un sufrimiento. De año en año la familia iba reduciendo su movilidad hasta llegar a un punto donde se viajaba casi por obligación en dos o tres fechas señaladas del calendario.
Aquel accidente le había paralizado hasta límites insospechados, porque además de hacer palpable el peligro que entrañaba la carretera había puesto al descubierto su propio sistema de valores.
Había salido al mundo relativamente temprano, con trece años para seguir estudiando y labrarse un futuro prometedor. Habían pasado los años y creado su propia familia. Y hasta ese momento todo había ido bien, o lo había parecido. Viajaba a menudo a la casa familiar, sus hermanos se fueron casando también, había tenido sus propios hijos...etc. La familia iba aumentando, cambiando, y el destino parecía imponerse repitiendo en casa de sus padres lo ocurrido muchos años atrás en casa de sus abuelos. Al igual que éstos de los cuatro hijos que habían tenido sólo uno de ellos había permanecido en el pueblo. Los demás vivían fuera y sólo se reunían una vez al año, generalmente en las vacaciones de verano.
Ahora ocurría lo mismo en casa de sus padres. Cada verano se reunían en el pueblo los hermanos y por unos días la alegría reinaba por doquier. Aquello era un poco como la guerra . los chiquillos chillando, disfrutando, los horarios perdidos, el abuelo gruñendo :- "Todos juntos no se puede ya, que madre y yo vamos para mayores y ya no queremos tanto jaleo". Pero aquello nadie lo escuchaba y se decía con la boca pequeña. Fueron años de días y meses felices y extraordinarios. Pero como todos sabemos el caos nunca puede durar demasiado. Con paciencia todo vuelve a su oren natural. Y ese orden iba poniendo al descubierto día tras día los fuertes lazos que la unían a su familia.
En su juventud Cósima parecía tener alas para volar lejos. Nada importaba. Había en ella multitud de palabras para poder expresar sus momentos de felicidad y a veces también de tristeza. Siempre leía, sobre todo novelas, pero últimamente necesitaba leer para crearse otras historias y otro mundo paralelo. Leía porque viajaba de nuevo de forma diferente. Y sobre todo leía porque iba quedándose sin palabras y cada vez más sus ojos se humedecían.